Las tejas de arcilla van tomando forma lentamente — junto al espíritu — de aquellos que murieron de COVID-19.
Quince personas están sentadas en escritorios formando una U dentro de un centro recreativo en el lado sur de Tucson.
Están moldeando las tabletas de barro con sus manos, en ocasiones usan los estiletes de madera, rodillos, esponjas, sellos, plantillas, conchas marinas y todo tipo de artefactos personales y artísticos, para destacar los recuerdos de sus seres queridos que han fallecido.

En lugar de dejar que la historia borre lentamente la gran cantidad de muertes relacionadas con COVID-19 en el área, los artistas del sur de la ciudad y los residentes locales, están creando un monumento que perdurará por generaciones.

Las pequeñas tejas de arcilla en las que están trabajando serán cocidas y luego se enyesadas para crear un monumento en una pared. Será una ofrenda, que se exhibirá permanentemente en Mission Manor Park en 12th Avenue al sur de Drexel Road, en el vecindario de Sunnyside.
Las artistas Alexandra “¡Alex!” Jiménez y Paloma Jaqueline están organizando el proyecto de arte llamado “In Memory Of” o “En Memoria De”.
Pero los miembros de la comunidad, las familias y los amigos de las personas que perdieron la vida por Coronavirus, son los que están diseñando y creando los mosaicos de barro.

Cerca de 1,000 residentes del lado sur de Tucson murieron durante la pandemia, aproximadamente una cuarta parte de todas las muertes por COVID en el Condado de Pima.
“Es sobre el dolor”, dijo ¡Alex! refiriéndose al proyecto, pero también recordando la muerte de su madre de 52 años que sucedió hace siete años.
Ella contó que durante mucho tiempo la gente joven ha estado muriendo en el sur de Tucson.
“COVID fue otro depredador en una parte de la ciudad que ya estaba estresada”, dijo la artista.
Es por eso que ella y Paloma querían hacer un monumento sobre y para la comunidad.
“Sabía lo que quería que fuera físico, táctil”, dijo ¡Alex!


Paloma es la especialista en trabajar la arcilla durante el proyecto y está de acuerdo en la importancia de exhibir algo con peso, algo que se pueda tocar.
“Para mí, trabajar la arcilla puede ser una forma de curación. Enseña paciencia, motricidad, amor”, dijo.
Cuando se cuece la teja de barro, “se convertirá en piedra y durará más que todos nosotros”, dijo Paloma.
“La arcilla puede resistir el desierto, resistir el calor, resistir el viento. Dejas tu huella en la arcilla”.
Dijo que de eso se trata el proyecto, “de no dejar que estas muertes se pierdan en el éter de la abstracción numérica”.

¡Alex! y Paloma organizaron su primer taller a mediados de abril, en el que hablaron y ayudaron a los residentes a personalizar los azulejos que formarán parte de la pared final.
El segundo taller fue el domingo 30 de abril en Wakefield Middle School, de 10 a.m. al mediodía.
En la mañana del viernes 5 de mayo, ¡Alex! estará en Estrella Bakery, 5266 S. 12th Ave., reuniendo nombres de personas que quieran crear un recuerdo para su ser querido.
Las personas interesadas en participar y conmemorar a sus seres queridos perdidos como parte del proyecto conmemorativo pueden inscribirse aquí.
Rudy Vidal

Margie Hernández, de 69 años, perdió a su hermano Rudy Vidal por Coronavirus. Murió el 9 de marzo de 2022 a los 81 años de edad.
Rudy era barbero y estilista en la comunidad, trabajó desde que tenía 17 hasta los 80 años. A lo largo del tiempo, muchos clientes lo seguían de salón en salón, dijo Margie.

“Era un tipo divertido, siempre se reunía los fines de semana, siempre era el más ruidoso del grupo”, dijo Margie mientras moldea un pequeño peine de barro, inspirado en Rudy, para colocarlo en la tableta.
“Era un tipo feliz, siempre bromista”, dijo ella.
Cuando Rudy falleció, Margie fue a limpiar su apartamento y colocó uno de sus anillos, así como su dije con la “R”, en uno de sus collares de oro. Portaba el collar sobre la camisa mientras trabajaba en la tableta de barro.
Quiere conmemorar a su hermano en arcilla para poder recordar cómo era: “un tipo feliz y despreocupado”.

“Es saludable hablar sobre esto”, dijo, sosteniendo el diminuto peine de arcilla que todavía está elaborando con cuidadosos movimientos, “y es saludable hacer esto”.
Gilbert Gutierrez

Marina y Tarah están sentadas junto a su madre Theresa, para conmemorar a su padre y esposo Gilbert Gutiérrez. Tenía 58 años cuando falleció en noviembre de 2021.
Gilbert era un fanático de los deportes, especialmente le encantaba ver el hockey, algo que Marina compartió con él. También le encantaba pescar. El mosaico conmemorativo de Gilbert tiene tres corazones, que simbolizan a sus dos hijas y esposa.
“Es agridulce”, dijo Tarah. “Se siente bien que la gente pueda ir y sentir el verdadero impacto que tuvo la pandemia aquí en la ciudad. Estábamos a salvo, y (la muerte de su padre) todavía sucedió”.

“Muchas personas vieron los números y las estadísticas y no pensaron que fueran tan altos, pero los números son mucho más que eso”, dijo. “Tenía un nombre y una familia. Es más que un número”.
Tarah dijo que cuando vean su mosaico conmemorativo en la pared motivará a que la gente “entienda y vea el verdadero impacto del COVID”.
“Era una persona a la que todos amábamos”, dijo.
Joe Ramirez

Drina Ramírez y sus hijas Jolene y Deanna, conmemoraban al esposo y padre Joe Ramírez. Él falleció el 28 de septiembre de 2021.
A ellas les agrada que exista algo duradero para que la gente recuerde a sus seres queridos.
Joe amaba la naturaleza, hacer caminatas, pescar y, especialmente, explorar las rocas del desierto.
Madre e hijas grabaron un saguaro en la arcilla.
“Nos gustaban mucho las rocas, él siempre miraba al suelo cuando estábamos en el desierto”, dijo Deanna.
Jolene dijo que la pandemia “no se parece a nada de lo que hayamos pasado, por eso es importante recordar”.

Después de contraer COVID, Joe estuvo en la unidad de cuidados intensivos (ICU por sus siglas en inglés) durante seis meses. En las últimas semanas antes de morir, los médicos lo trasladaron a Phoenix para tratar de sacarlo del ventilador, pero a la familia ni siquiera se le permitió tocarlo.
“Llevábamos máscaras y batas, enguantados”, dijo Jolene.
Las barreras las hacían sentirse tan distantes de él.
“Estaba dividida al principio, no quería que lo recordaran solo como alguien que estaba muriendo de COVID”, dijo Deanna, “pero quería poner su nombre en algo que la comunidad pudiera ver. Quería poder poner las manos sobre la arcilla cuando no podíamos tocarlo”.
La comunidad del sur de Tucson se siente olvidada.
“Todos han seguido adelante, pero todavía estamos de duelo”, reconoció.
Con una de las conchas marinas recolectadas por Joe, Deanna presiona suavemente contra el azulejo de arcilla que conmemora a su padre, creando una impresión similar a las alas de un ángel.
Créditos
Fotografía: Michael McKisson. Editor: Dianna M. Náñez. Editor de copia: John Washington. Traducción: Beatriz Limón