Mientras esperaba que las prisas del viernes por la tarde llegarán, Richard Gee se sentó en un pequeño taburete de madera. Enfrente había filas de coloridas botellas de licor, cuidadosamente etiquetadas con marca y precio.
Su nieto Anthony Gray, que trabaja en la tienda los fines de semana, entró con el almuerzo para su abuelo.
Sonó una campana que llamaba a Gee a atender la ventanilla de su tienda de licores. Sonrió cuando vio al cliente, un comprador frecuente que acababa de regresar de un viaje a Las Vegas.
“¿Hiciste algo bueno? ¿O perdiste tus calzones?” bromeó Gee, usando una frase coloquial que significa perder dinero.
Las relaciones de Gee con sus clientes sostienen a la pequeña licorería, “The Bottle Shop”, ubicada en la esquina de la calle veintidós y avenida Cherry en el centro de Tucson.
Gee ha sido dueño de la tienda por más de 40 años.
Aunque pueda parecer una licorería típica comunitaria, el negocio de Gee está conectado con un legado mucho más amplio. Es parte de tiendas de comestibles de propiedad china en Tucson que se remonta incluso a los años de 1950, cuando sus padres abrieron el primero de cuatro negocios El Grande Markets.
Solía haber cientos de tiendas de comestibles de propiedad china en Tucson.
Ahora, solo queda un puñado.
Howard Eng, amigo de la infancia de Gee, tiene una historia similar. Sus padres también eran dueños de una tienda de comestibles y, como muchos de su generación, creció trabajando allí.
Eng dijo que aunque los mercados chinos están desapareciendo, es más importante que nunca olvidar la historia de cómo llegaron a abrir tiendas como la de Gee.
“La nueva generación, la última generación (de personas de ascendencia china], necesita entender cómo llegamos aquí”, dijo Eng.

Gee, que tiene 73 años, podría haberse jubilado hace años.
“La forma de pensar estadounidense es que cuando llegas a los 60 años, deberías estar retirado y sus herederos deberían estar a cargo”, dijo Gee.
“Pero disfruto lo que hago. No haría nada más y no cambiaría a estos clientes que tengo por nadie en el mundo, porque son muy buenos conmigo”.
Como muchas personas que aman su trabajo, Gee bromea que quizás nunca se vaya.
“Probablemente moriré aquí haciendo lo que estoy haciendo”, dijo Gee con ojos brillantes.
¿Por qué mercados?
Los cientos de mercados chinos en Tucson a mediados de 1900 no aparecieron de la noche a la mañana. Reflejan la historia política de los Estados Unidos y la ola de leyes de inmigración contra gente china en los siglos XIX y XX.
Los primeros chinos emigraron a Tucson en el año de 1800, y en la década de 1880. Cuadrillas de trabajadores ferroviarios chinos construyeron la línea del Ferrocarril del Pacífico Sur a través del sur de Arizona, según se narra en una exhibición en el Centro Cultural Chino de Tucson.
“Los chinos estaban aquí antes de que Arizona se convirtiera en estado”, dijo Eng, profesor jubilado de salud pública en la Universidad de Arizona, y que actualmente escribe un libro sobre la historia de las tiendas de comestibles chinas de Tucson.
El sentimiento anti-chino condujo a la aprobación de la Ley de Exclusión China (Chinese Exclusion Act) en 1882. Esta fue la primera ley federal en prohibir la inmigración basada únicamente en la nacionalidad e impidió la entrada de trabajadores y mineros chinos a los Estados Unidos, según indica el Museo de Chinos en América.
Lo que es menos conocido es que la ley permitió a comerciantes, estudiantes y diplomáticos chinos emigrar a Estados Unidos. Esta distinción, entre comerciantes y trabajadores manuales, tendría consecuencias dramáticas en todo el país.
Laura Ng es una arqueóloga histórica en Grinnell College donde investiga la historia de las comunidades asiáticas y su dispersión. Ng dio una charla en mayo en el Centro Cultural Chino de Tucson sobre la historia temprana de la comunidad china en Tucson.
“Literalmente, si levantabas el dedo y tenias alguna conexión con una ocupación laboral – como si tienes una lavandería, si planchaste algo – eres considerado un trabajador”, dijo Ng a Arizona Luminaria.
Ng dijo que la Ley de Exclusión de Chinos no sólo impidió la inmigración a Estados Unidos, sino que dio un sello de aprobación al hostigamiento. Además se usó como una forma de deportar a los chinos que se suponía que no debían ser excluidos.
Un caso de la Corte Suprema en 1900 incrementó aún más la diferencia entre comerciantes y trabajadores.
En 1897, las autoridades arrestaron a una mujer china llamada Gue Lim, alegando que era una trabajadora china y que no tenía la documentación adecuada para estar en el país. Su caso, conocido como Estados Unidos versus la Sra. Gue Lim, llegó hasta la Corte Suprema que dictaminó en 1900 que se le permitió permanecer en el país porque era la esposa de un comerciante, no un trabajador.
Este caso significó que los comerciantes chinos podían traer a sus esposas e hijos a los Estados Unidos sin el registro requerido para los trabajadores, según una cronología realizada por Sandy Chan, historiadora local que ha estado investigando la historia de los chinos en Tucson durante décadas.
En Tucson, a finales de la década de 1880, había cada vez más chinos entrando en el negocio de las tiendas de comestibles, dijo Chan.
“Entonces (los chinos) tenían la decisión de la Corte Suprema de Gue Lim”, dijo Chan. “Donde los comerciantes podían traer a sus esposas y familias, lo cual hicieron. Al hacerlo, echaron raíces en las comunidades en las que vivían”.
A mediados de 1900, los mercados chinos estaban en auge. En 1949, había 710 chinos en Tucson y más de 100 tiendas de propiedad china, según data la exhibición en el Centro Cultural Chino de Tucson.

El legado de la familia Gee
Los padres de Gee abrieron su primera tienda de abarrotes, El Grande Market, en la década de 1950, en Grande Avenue y St. Mary’s, en lo que ahora se conoce como Barrio Hollywood.
El padre de Gee, Frank Gee, nació en China en 1918 y llegó a Tucson cuando era joven, dijo Gee.
Frank Gee abrió una tienda de comestibles conocida como Del Monte Market con su “paper brother” que lo había ayudado a emigrar, dijo Gee.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Frank Gee dejó el negocio para regresar a Shanghái en busca de una esposa. Conoció a Verne, se casaron y se mudaron a Tucson para abrir juntos El Grande Market.
La familia tuvo 10 hijos: 4 niños y 6 niñas. Gee creció trabajando en la tienda y continuó trabajando allí durante y después de la universidad.
“Tuve que sacar sacos de papas, cortar carne”, dijo Gee. “Yo era una de las pocas personas que sabía todo sobre la tienda”.
Lo describió como una vida difícil.
“Eran días de 14 horas, todos los días, los siete días de la semana”, dijo Gee. “Después de un tiempo, te cansas. Pero no te intimida porque este es el trabajo que tienes que hacer. Lo siento mucho por mi mamá y mi papá porque tuvieron que hacerlo”.
Eng, el profesor jubilado quien escribió un libro sobre la historia de las tiendas de comestibles de Tucson, dijo que la experiencia de Gee era común para su generación.
“La mayor parte de mi generación trabajamos en supermercados. Otras personas en la víspera de Año Nuevo iban a fiestas y la pasaban bien”, dijo Eng. “Nosotros, terminábamos haciendo el inventario”.
La familia de Gee abrió tres tiendas más El Grande Markets, todas ubicadas en el lado sur de Tucson. Eng dijo que eran algunas de las tiendas de comestibles más grandes de la ciudad.
A principios de la década de 1980, el padre de Gee comenzó a prepararse para su jubilación y vender las tiendas El Grande Markets.
“Mi papá dijo: ‘Richard, para mantenerte alejado de las calles y de los problemas, quiero que solicites una licencia de licor’”, dijo Gee.
Él lo hizo, y ganó una de las nueve licencias que la ciudad estaba ofreciendo ese año.
“Así que invertí todo el dinero que tenía en la licorería”, dijo Gee. “Nunca me arrepentí.”
En 1982 abrió The Bottle Shop en un centro comercial de propiedad familiar en la esquina de la calle veintidós y Cherry.

“Soy lo que llaman un ‘spin-off’ (subproducto)”, dijo sonriendo Gee.
Dijo que abrió una licorería porque es más lucrativo que el negocio de los comestibles, especialmente con el surgimiento de grandes empresas que acabaron con muchos de los pequeños mercados familiares que solían ser básicos en las esquinas de las calles de Tucson.
Irónicamente, Gee es alérgico al alcohol.
Gee no fue el único miembro de la familia que continuó en el negocio minorista. Después de que su padre falleciera en 1985, su hermano mayor, Frederick Gee, siguió el ejemplo de su padre como gerente de El Grande Market #2.
Trágicamente, en 1992, mientras trabajaban en el mercado, Fred Gee, su tío Zewang Huang y Ray Arriola, un empleado, fueron asesinados a tiros en un robo a mano armada. Estos asesinatos son la razón por la que hoy en día The Bottle Shop es solo para autos y personas a pie; esta configuración brinda seguridad, dijo Gee.
Después de que mataron a Fred, como el siguiente hijo mayor, Gee se hizo responsable de cuidar el legado y el patrimonio de la familia.
“Tradicionalmente, en la costumbre china, el hijo mayor se hace cargo de la propiedad”, dijo Gee, “cayó en el regazo de Freddie. Cuando pasó (la tragedia), cayó en mi regazo”.
El centro comercial original donde Gee abrió su tienda de licores fue demolido hace mucho tiempo. Todo lo que queda es The Bottle Shop, Nico’s Tacos y un lote vacío en el desierto.
Cuando su padre se jubiló, la familia de Gee comenzó a alquilar los viejos edificios que solían albergar El Grande Markets. El original es ahora una iglesia.
El hermano de Gee, Tommy Gee, también es dueño de una licorería, Liquor Express, en el sur de Tucson. Aunque El Grande Markets ya no existe, Gee se ve a sí mismo y a Tommy continuando con el legado de su familia.
“Con la imagen que tengo de lo que querían mi mamá y mi papá, continuamos con el legado de mi mamá y mi papá, que era el negocio y hacerlo crecer”, dijo Gee.

Saladitos y chorizo chino
Sonó el timbre, lo que indica que uno de los clientes regulares de Gee, Pat Haro, se había acercado con su automóvil a la ventanilla. Haro ha estado yendo a la tienda de Gee desde los años 80.
“¡Oh, qué chingados!” exclamó a modo de saludo: “Hola, Patty”, dijo Gee.
Gee habla español, cantonés e inglés. Aprendió español para poder comunicarse mejor y bromear con sus clientes.
La capacidad de Gee para hablar tres idiomas lo conecta con muchos de los dueños de supermercados chinos que lo precedieron y que hablaban español o un idioma indígena como el yaqui o el tohono o’odham.
Un artículo publicado en el Tucson Daily Citizen en 1974 describe a Dolores Wong, una mujer china que dirigía una tienda en el sur de Tucson llamada Country Market. Wong hablaba español con fluidez, según el artículo, que se exhibe en el Centro Cultural Chino de Tucson.
“Sus clientes la llamaban ‘Nana'”, dice el artículo.
Eng dijo que su padre, que dirigió la tienda de comestibles de su familia durante casi 30 años, hablaba un Tohono O’odham aceptable además de inglés, cantonés, mandarín y un poco de español.

Un mapa de los mercados chinos en los años 40 muestra que la mayoría estaban ubicados en los lados sur y oeste de Tucson, con una concentración de mercados en lo que ahora se conoce como Barrio Viejo en el centro de Tucson.
“Los chinos, en su mayor parte, vivían dentro de los barrios”, dijo Chan.
Cuando México se independizó de España en 1821, Tucson se convirtió en parte de Sonora, México hasta la Compra de Gadsden en 1854. Ng señaló el hecho de que Tucson fue mexicano como una de las razones de la mezcla regular de las culturas china y mexicana.
Marcos Imperial ha estado trabajando en The Bottle Shop desde 2015. Antes de trabajar para Gee, Imperial trabajó en otra tienda de propiedad china, Holiday Mart, que abrió en 1918. Holiday Mart ahora está cerrada permanentemente.
Imperial recuerda ir a pequeños mercados de la esquina como The Bottle Shop cuando era niño.
Su papá lo llevaba a un mercado cerca del Parque Santa Rosa, por Barrio Viejo y Barrio Libre.
“Tenía familia en el área y era como la pequeña tienda local de la esquina”, dijo Imperial.
El legado y los fuertes lazos entre las tiendas de comestibles chinas y los barrios mexicanos se puede degustar en la comida de Tucson. En la década de 1970, un tendero estableció un deli chino y mexicano..
En 2022 Tucson organizó su primer Festival del Chorizo Chino de Tucson para celebrar la fusión de la comida como “un símbolo gastronómico histórico de la solidaridad de los inmigrantes chinos y mexicanos”, según el sitio web del festival.
En The Bottle Shop, Gee hace y vende sus propios saladitos. Conocido como Suān méi o literalmente ciruela agria en chino, el popular refrigerio mexicano de ciruelas secas saladas se originó en China. Hoy es un símbolo de la historia de las relaciones entre los chinos y los mexicanos en Tucson.
Cuando se le preguntó cómo aprendió a hacerlos, Gee guiñó un ojo y dijo simplemente: “Secreto chino”.

Lo más parecido a un barrio chino
La historia única de Tucson es similar a lugares como San Antonio, Texas o el Delta del Mississippi, que también tienen un historial de propietarios de supermercados chinos dispersos en otras comunidades negras, mexicanas e indígenas, dijo Ng.
A diferencia de las ciudades más grandes de la costa oeste, como San Francisco o Los Ángeles, Tucson nunca tuvo un verdadero barrio chino.
“Gran parte de la historia de esos grandes barrios chinos se debe a que los blancos no los querían donde vivían. Así que no tenemos eso en Tucson, porque no están viviendo con gente blanca. Están viviendo entre los mexicoamericanos, viviendo entre los negros”, dijo Ng.
Lo más parecido a un barrio chino que llegó a tener Tucson fue el Ying On Compound, también conocido como Tong House. Era un edificio que albergaba a chinos en situación de pobreza, discapacidad o demasiado viejos para trabajar, según Ng.
En 1968, el complejo Ying On fue demolido junto con gran parte del Barrio Viejo para dar paso al Centro de Convenciones de Tucson como parte del programa de Renovación Urbana de la ciudad.
Según Eng, el programa de Renovación Urbana de los años 60 destruyó muchas tiendas de comestibles chinas porque acabó con el área donde vivían muchos de los dueños de las tiendas y sus clientes.
“Eso desplazó a muchas familias”, dijo Eng.
Después de los años 60, las tiendas de comestibles que quedaron se trasladaron más al sur.
Hoy en día, solo queda un puñado de estas tiendas.
El arduo trabajo de los primeros dueños de tiendas de comestibles permitió que sus hijos tuvieran una educación superior, dijo Eng.
La mayoría de esa generación se ha convertido en ingenieros, maestros, farmacéuticos, médicos y abogados, no en dueños de tiendas minoristas, dijo Eng. “Ese es un cambio importante y es el resultado de lo que se hizo antes”.
A pesar de la lenta desaparición de estos mercados, Eng dijo que siguen siendo una parte importante de la historia china local de Tucson, tanto para las personas cuyas familias han vivido aquí durante generaciones como para los recién llegados.
“Las personas de afuera que ingresan, y estoy hablando de los chinos, deben comprender lo que sucedió antes de que vinieran, para que puedan tener un vínculo más cercano con la comunidad”, dijo Eng.
El futuro de la familia, el futuro de la tienda
Cinco generaciones de la familia Gee han estado involucradas con la tienda: el nieto de Gee, Anthony Gray, actualmente asiste a la Universidad de Arizona y trabaja en la licorería los fines de semana.
“Es extraño saber cuánto tiempo ha estado esto en mi familia”, dijo Gray, “Ha estado aquí por mucho tiempo. Más de lo que he vivido”.
Gray dijo que ha investigado la historia de su familia, que se remonta al período cercano a la Segunda Guerra Mundial, cuando los bisabuelos de Gray tenían negocios en Tucson y Phoenix.
“Es interesante mirar atrás y ver cómo las diferentes familias están conectadas a los mismos negocios. Todos estaban conectados de alguna manera”, dijo Gray.

A medida que Gee se hizo mayor, pensó mucho en el futuro de la tienda.
“Se la daría a mi nieto si lo quisiera, pero no quiero que administre esta tienda. Son largas horas. No es un buen estilo de vida para un niño”, dijo Gee. “Atado a la tienda; casado con la tienda, deberías estar disfrutando de la vida”.
Gray deseaba hacerse cargo de la tienda de licores cuando era más joven, pero ya no es algo que quiera hacer, aunque seguirá ayudando a su abuelo.
“Tengo otras ideas de lo que quiero para mí”, dijo Gray, “pero lo ayudaré pase lo que pase”.
Micheladas, buenos consejos y viejos amigos
Cuando Gee pone latas de cerveza o licor en una bolsa de plástico, siempre las voltea.
Es un hábito que adquirió para asegurarse de que las micheladas, una bebida hecha con jugo de tomate y cerveza, se mezclen adecuadamente para los clientes.
Mientras explicaba esto, sonó otra vez la campana.
El hijo de Pat, Tommy Haro, condujo hasta la ventana donde su madre había hablado con Gee solo unas horas antes.
“¡Vi a tu mamá antes!” dijo Gee.
Tommy Haro dijo que Gee es como una figura paterna para él y le pide consejos personales.
“Doy consejos equivocados”, intervino Gee.
“No”, dijo Haro.
“A veces necesito pedirle a alguien que me diga la verdad y respeto a Richard”, dijo Haro. “Es un dolor en el trasero, pero él es el mejor”.
Antes de que el sol de la tarde desapareciera, Haro le dijo a Gee que su mamá le mandaba decir que iba a cocinar su menudo ese fin de semana.
“Lo espero sentado”, respondió Gee, con un rostro sin expresión.
Gee dijo que las relaciones con sus clientes son la razón por la que continúa trabajando en The Bottle Shop, aunque no lo ha necesitado financieramente durante mucho tiempo.
Clientes como Pat Haro lo han cuidado desde que su esposa murió inesperadamente en 2019, dijo.
“Me tratan como si fuera uno de ellos. Incluso cocinan para mí”, dijo Gee.

Gee señaló una foto enmarcada de su esposa y su perro Golden Retriever que sigue colgando sobre el refrigerador donde guarda cerveza y refrescos.
“[Esta tienda] me mantiene ocupado y mantiene mi mente alejada de su muerte”, dijo Gee. “Mi hija me dice ‘Papá, esta tienda te está salvando la vida’”.
Un día, dijo Gee, le gustaría vender The Bottle Shop.
Pero por ahora, permanece en su tienda, de pie junto a la ventanilla, riendo y bromeando con los clientes que conoce desde hace décadas.
Traducción por: Beatriz Limón