Una pequeña mesa de madera en la cocina era el escenario del niño Luis Javier Corrales. Cuando escuchaba las canciones de Juan Gabriel, se sentía inspirado con la música del cantante nacido en Parácuaro, México. Saltaba sobre el comedor para bailar y así convertir la casa de sus abuelos en La Habana, Cuba, en un concierto imaginario de danza y melodías que trascendía mundos, idiomas y culturas.

Hay generaciones de niños mexicanos, niños de todas las edades en toda América Latina, que crecieron con “El Noa Noa.” Con “Amor Eterno.” Generaciones escuchando a sus abuelos y padres cantando las canciones de Juan Gabriel como si fuera un himno sagrado transmitido por quienes nos aman y nos precedieron.

Pero Luis Javier, aquel niño con entonces 8 años de edad, nunca pensó que el tiempo le devolvería la misma escena con la misma música y el mismo cantante, pero en circunstancias muy distintas.

Esta vez, en un país lejano a la mesa de madera en la cocina de sus abuelos. Ahora, parado frente a un auditorio conformado por miles de personas, y siendo uno de los 25 bailarines del Ballet Arizona.

Por primera vez en el mundo un ballet llevó a escena una coreografía adaptada a la música del emblemático concierto del “Divo de Juárez” que se realizó en 1990 en el Palacio de Bellas Artes en México.

Muchos pensaban que la muy esperada presentación en mayo sería un atractivo para el público mexicano y latino en Arizona, pero el gran éxito sorprendió a todos por igual, arrojando nueva luz sobre el poder de la representación en mundos artísticos como el ballet, que históricamente ha atendido al público blanco en los Estados Unidos.

La actuación del Ballet con Juan Gabriel rompió récords de audiencias con más de 5.000 asistentes, de los cuales 80% fueron latinos. Y sigue dejando huellas.

Samantha Turner, quien era directora ejecutiva del Ballet Arizona cuando se estrenó la presentación, reconoció que fue la presentación de mayor taquilla después de “El Cascanueces”, que siempre es el líder en ventas anualmente.

Luis Javier, ahora con 28 años, recordó aquel niño que fantaseaba con mesas convertidas en escenarios, mientras danzaba al ritmo de “Amor del alma”, su canción favorita de Juan Gabriel, en el reconocido teatro Symphony Hall.

“Cuando estaba bailando con esa canción no podía evitar recordar a mi madre, ya que ella es mi gran amor. Desde que empezamos el proceso coreográfico me llegaba su recuerdo al escuchar ‘Amor del alma’…”, dijo el cubano.

Turner aseguró que Juan Gabriel fue “un gran éxito en todos los aspectos. El público se deshizo en elogios sobre el baile, el vestuario y la emocionante energía de la producción”.

No solo se llevaron una grata sorpresa en cuanto a ventas; increíblemente lograron más audiencia nueva que acudió al ballet.

Credit: Courtesy Ballet Arizona

“Estamos hablando que un 70% de los compradores de boletos nunca antes habían asistido a una presentación del Ballet Arizona”, dijo Turner.

Turner, quien se encuentra retirada, detalló que para los conocedores de la música del cantante mexicano “fue una nueva experiencia que les brindó el ballet.”

Pero para los que nunca habían escuchado las canciones de Juan Gabriel “se enamoraron de su voz y de la actuación apasionada. Muchos lo llamaron el mejor ballet que han visto”.

Nace un ídolo

Su nombre real era Alberto Aguilera Valadez, pero trascendió artísticamente como Juan Gabriel y sigue siendo referido como “El Divo de Juárez”. “El Divo de América”. “El ídolo de multitudes”. O simplemente “Juanga”.

Nació un 7 de enero de 1950 en Parácuaro, un pequeño municipio perteneciente al estado de Michoacán, reconocido por su basta vegetación y  múltiples manantiales, ríos, lagos y balnearios naturales. En su honor Juan Gabriel compuso la canción “Parácuaro” donde describe la belleza de su tierra y la humildad de su gente, convirtiéndose en un himno para los habitantes, en su mayoría ganaderos y agricultores.

Sus primeros pasos en el mundo de la música fueron marcados por altibajos. Pero una vez que logró posicionar sus composiciones y melodías en México, su carrera fue en vertiginoso ascenso, catapultándolo como uno de los máximos exponentes de la música a nivel mundial.

Se convirtió en el artista más vendido en la historia de México, escribiendo más de 1,000 canciones y vendiendo más de 100 millones de álbumes. Recibió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y fue incluido en el Salón de la Fama de la Música Latina de Billboard, nominado a seis premios Grammy y ganando dos premios Grammy Latinos a título póstumo.

A sus 66 años de edad, Juan Gabriel murió de un infarto el 28 de agosto de 2016 en su casa en Santa Mónica, California. Ese día tenía planeado un concierto en El Paso, Texas, como parte de su gira “Noa, Noa” en Estados Unidos.

Para millones de latinoamericanos fue una sorpresiva tragedia. Su muerte estuvo envuelta en especulaciones ya que no se realizó autopsia, llegando a trascender el rumor de que el compositor de “Querida” sigue vivo.

Rumores que atiza su amigo Joaquín Muñoz y quien fuera su secretario particular en la década de los ochenta, quien sigue afirmando hasta el día de hoy que Juan Gabriel no ha muerto y que reaparecerá para explicar por qué fingió su deceso.

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El hechizo de Juan Gabriel

Las emociones son el corazón que despierta el fenómeno musical conocido como Juan Gabriel, hechizó con su talento a Ib Andersen, el director artístico del Ballet Arizona. 

Al enterarse de su fallecimiento y el luto profundo de sus seguidores, así como la explosión mediática que cimbró hasta a los medios internacionales, Andersen decidió indagar más sobre su obra.

“Andersen, nuestro director artístico, concibió la idea para este ballet durante la cobertura del fallecimiento de Juan Gabriel en 2016, cuando fue expuesto a su obra. Lo conmovió tanto la voz, música y destreza de Juan Gabriel que decidió que quería crear un ballet inspirado en la obra de este ícono”, relató Turner.

Es que la índole de las letras y melodías de Juan Gabriel conmueve a los oyentes que hablan español, así como a aquellos que solo pueden conectarse desde las emociones.

Propuestas de amor. Vivencias de desamor. Hasta temas luctuosos como lo aborda una de sus canciones más coreadas en la interpretación de la amada cantante española Rocío Dúrcal “Amor eterno”.

Logran esa conexión con el público que solo puede entenderse desde las entrañas del corazón.

Pero lejos de conceptualizarse como un cantante popular, sus letras, las composiciones, la rítmica de sus versos y la profundidad de los temas, demuestran lo contrario. Colocan al solista mexicano como uno de los grandes compositores con una agudeza musical que ha logrado trascender generacionalmente. Sus melodías siguen siendo entonadas con la misma fuerza con la que lo hicieron los abuelos y padres de estas nuevas generaciones.

El guitarrista y músico Delfino Rodríguez nos explica el fenómeno Juan Gabriel desde la perspectiva académica, y para dimensionar su obra lo coloca a la par de otro gran compositor mexicano como lo fue José Alfredo Jiménez.

“En su biografía lo describen como cantante y compositor, pero en realidad también era un poeta, ya que las estrofas de sus canciones tienen mucha conexión con la psicología del pueblo mexicano”, dijo Rodríguez.

Rodríguez, quien imparte clases de guitarra clásica en la Universidad Autónoma de Baja California, califica a “El Divo de Juárez” como uno de los grandes compositores en la historia de la música mexicana y asegura que sus canciones alcanzan esa dimensión tan popular por su destreza melódica.

“Mucha gente se conecta con su música a nivel Latinoamérica porque sus canciones son melódicas. Tienen una tonada que llega fácil para toda la gente”, dijo Rodríguez. “Puedes pensar que son sencillas, pero no es así. Para componerlas y lograr que la gente las tenga en mente, tienes que ser un genio”.

Mencionó que esa combinación pop balada y folclor ranchero logran que la gente se enamore de su música y tararee sus canciones en ciertas estrofas. La primera canción que se le vino a la mente a Rodríguez por su composición tan contagiosa fue “Se me olvido otra vez”.

Y entonó una estrofa:

“Probablemente ya/De mí te has olvidado/Y, mientras tanto, yo/Te seguiré esperando/No me he querido ir/ Para ver si algún día/Que tú quieras volver/Me encuentres todavía…”

Su singular entonación “es la que motiva a cantar a las personas”, dijo Rodríguez.

Credit: Courtesy Ballet Arizona

Fue un “Wow’ la presentación de “Juan Gabriel”

Eso es lo que sorprendió a los bailarines y productores durante su primera presentación y las restantes. Quedaron atónitos cuando los asistentes empezaron a corear las canciones de “Juanga” durante la puesta en escena, en un hecho que consideran “inédito” en la historia del Ballet Arizona.

Luis Javier dice que durante la apertura de la temporada “Juan Gabriel”, la gente no paró de cantar y aplaudir. Eso no es común durante las presentaciones de ballet durante las cuales se evitan los excesos de ruido, las manifestaciones de júbilo y los aplausos se reservan para el final de cada acto.

“Todos en la compañía del ballet estábamos en ‘shock’ cuando terminó el primer ‘show'”, dijo.

“La gente se sintió parte de la presentación. Al final aplaudieron parados por tanto tiempo que todos nos miramos y dijimos ‘Wow’. Entendimos que lo que hicimos representan algo muy importante y tiene un valor muy grande para esas personas”.

Recordó que iniciaron el proceso coreográfico en agosto del 2021, sin pensar la repercusión que tendría el “Opening night” con la reacción del público.

“Esa fue la mejor parte. Esta presentación estaba diseñada para algo distinto, pero nunca pensamos que la audiencia tuviera esa reacción”, dijo. “Fue la gasolina que necesitábamos para darlo todo. Valió la pena, todos estábamos muy felices desde los bailarines hasta el ‘staff’…”.

La puesta en escena “Juan Gabriel” fue producido por Jacquie y Bennett Dorrance, impulsores del Ballet Arizona, conocidos por su servicio y la filantropía en la comunidad de Phoenix.

Jami Kozemczak es ex directora de desarrollo y ahora directora ejecutiva del Ballet Arizona. Se refirió sobre la noche de apertura: “Nunca había visto un público tan entregado con aplausos y canto”.

“De esta forma pienso que la audiencia se volvió el personaje principal del ballet. Aún antes de la última llamada a escena la audiencia estaba de pie en ovación por la presentación de los bailarines y nunca había estado más orgullosa de formar parte de Ballet Arizona.”

Credit: Courtesy Ballet Arizona

Resalta orgullo hispano

Tal vez fue magia. O tal vez fue Juan Gabriel haciendo su magia.

Una encuesta a 300 personas que asistieron al ballet “Juan Gabriel” mostró que la gran mayoría estuvo de acuerdo en que la presentación con música del cantante mexicano les dio un sentido de orgullo por su comunidad. La encuesta fue realizada por Ballet Arizona vía WolfBrown .

Se les cuestionó sobre las tres razones más importantes por las que asistieron a la función: “Descubrir algo nuevo. Sentirme emocionado e inspirado. Para ver el trabajo de Juan Gabriel”.

Un cúmulo de expresiones son las que vertieron los espectadores sobre la coreografía.

Por mencionar algunas: “Magia. Nostalgia. Inspiración. Pasión. Sentimientos. Poder. Emoción. Alegría. Encanto. Energía. Festivo. Original. Vibrante. Visual. Regocijo. Asombro. Satisfacción. Soñador. Recuerdos. Calma. Disfrute. Bonito. Memoria. Hechizado. Agradable. Diferente. Calidad. Experiencia. Cariño. Realmente algo. Cultura. Infancia. Fascinante. Atrevido. Estimulante. Creativo. Espectacular. Expresivo. Extremo. Acción. Lleno. Extravagancia”.

Son las emociones que despertó la presentación del ballet con música de Juan Gabriel. Liza Román fue una de las miles de personas que acudieron a la obra artística.

 “Soy de El Salvador y allá saben quién es Juan Gabriel. Es un ícono. Me gusta porque sus canciones son muy sentimentales y llegan al alma. Parece que es una persona que sufrió en la vida. Me encantaba cuando cantaba junto a Rocío Dúrcal. Tenían una gran química”, rememoró.

Liza se enteró por casualidad de la presentación, ya que habló al teatro para preguntar sobre un cambio de boletos para la temporada de “El Cascanueces”.

“Iba a ir al ballet en diciembre con mi sobrina, cuando hablé para cambiar los boletos, me informaron que iba a estar una presentación con Juan Gabriel. No dude en ir, estuvo muy bonito, solo que me hubiera gustado escucharlo con la sinfónica”, dijo Liza. Hace más de 40 años radica en Arizona.

Gabriela López fue otra de las espectadoras, quien con una enorme sonrisa indicó  al concluir la función: “Si Juan Gabriel viviera, jamás hubiera imaginado un ballet ejecutado con su música. Fue tan grande su legado musical”.

Es que para Gaby, como le dicen de cariño, la música de “ Juanga” nunca fue ajena a su entorno: Su padre, Ramón López, fue mariachi en Nogales, Sonora, así que era común escucharlo entonando las melodías del autor de “Me nace del corazón”.

Nos cuenta que la canción que más le solicitaban a su papá en las festividades era “Amor eterno”.

“Desde niña tengo muchas memorias de Juan Gabriel. Crecimos con su música. Mi padre tocó junto a estrellas como Lola Beltrán, Javier Solís, Pedro Vargas, Eyde Gorme”, dijo Gaby, quien radica en Phoenix, Arizona.

Dijo que fue muy gratificante ver entre la audiencia a asistentes blancos sentados en las butacas del teatro disfrutando una presentación en español dedicada a una estrella mexicana.

“Uno se preguntan ¿cómo saben de esta música? Pero querían conocer quién era Juan Gabriel. Eso es lo bonito, que volteen a ver nuestra cultura, lo que podemos aportar”, dijo.

Otro de los atractivos que llamó la atención durante la coreografía fue el vestuario impresionante tan colorido y festivo. Fue diseñado por Carla Fernández, quien con sus diseños logró honrar a las comunidades indígenas y mestizas de México.

En su sitio web describe que su trabajo es realizado por artesanos mexicanos especializados en la creación de textiles y artesanías. Señala que sus técnicas son ancestrales y aplican métodos que se han utilizado desde la época prehispánica.

Credit: Courtesy Ballet Arizona

Nació para bailar

La decisión de que fuera bailarín la tomaron los padres de Luis Javier cuando era un niño, al ver la destreza que tenía al danzar. Quizás influyó que siempre había música de fondo de Juan Gabriel y una mesa de madera para crear un tablado.

“Cuando empezaba a zapatear sobre la mesa, desde un flamenco hasta un baile folclórico era un “show” que impactaba a la familia. Mis padres decidieron que tenía que explotar esa parte artística”, aseguró Luis Javier.

Su padre mecánico automotriz y su madre profesora de química, no estaban seguros de cómo preparar a un bailarín. Le dieron todo su apoyo para presentarse a la audición junto a 200 niños más en su búsqueda por ser parte de la Escuela de Ballet Nacional de Cuba. Luis Javier ganó un lugar.

Luis Javier Corrales

“Mis padres Niurka Ceballos y Jorge Luis Corrales me ayudaron a hacer los ejercicios de estiramiento antes de la audición sin tener conocimiento. Ante su asombro fui seleccionado”, recordó.

De ahí en adelante, su carrera fue en ascenso. El cubano fue invitado para actuar en la producción de  “Don Quijote” en una gira por Sudáfrica. Luego de un año fue convocado a unirse al Ballet Nacional de Ecuador como bailarín principal durante un período de 3 años.

En 2017, se unió al Ballet San Antonio interpretando papeles protagónicos. Su trabajo como intérprete durante 2 temporadas finalmente culminó con su ascenso a solista en 2018 para luego ser parte del Ballet de Arizona a partir de 2019.

Durante todos estos años, su carrera ha dado significativos frutos en todo el mundo. Pero ninguno se compara a la alegría que experimentó durante la presentación de “Juan Gabriel” en Arizona.

“Es que el público se entregó totalmente…”, dijo Luis Javier.

Cantaban…

“Amor del alma
En el silencio de mi obscuridad te veo…”

Celebraron…

“No paraban de aplaudir y todos de pie”.

Quizás…

Ese niño de La Habana, Cuba — que soñaba conquistar grandes escenarios mientras bailaba sobre una pequeña mesa de madera frente a sus abuelos, con la música de fondo de un cantante de Parácuaro, México — estuvo destinado a formar parte de la leyenda que es Juan Gabriel.

Al fin…

El Divo de Juárez sigue vivo en su gente.

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Beatriz Limón es una periodista independiente que fue corresponsal en Arizona y Nuevo México de la Agencia Internacional de Noticias EFE. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, fotógrafa profesional...